sábado, 1 de agosto de 2009

¿ Y que estamos haciendo ante esta cruda realidad?

'En la noche no hay nada'

Por Daniela Rea

(01-Ago-2009).-

TUNA MANSA, Gto.- La última vez que Mairé se sentó a la mesa con sus hermanos, su mamá les dijo: "Coman bien, porque en la noche ya no hay nada". Frente a ellos había un plato de caldo de frijol con sopa de pasta.

En la casa de los Ramírez se hacen dos comidas al día, sin verduras ni proteínas animales. Y en la noche, un té de canela, para que los niños "sientan que tienen algo en la panza", explica Belem, la mamá.

Hace tres meses que no se come caldo de pollo y que Mairé no prueba un mango, su fruta favorita.

Cerca de ahí, Sanjuana Dueñas envía a sus hijos a dormir sin cenar.

"A veces no dicen nada, nomás les digo que no hay de cenar y ya se van a dormir", comenta.

-¿No les hace mal a los niños?

-No, la gente así ya está impuesta, ya no sienten mucho.

En Tuna Mansa, lo único verde que se come es el chile y el nopal.

Muchas familias llegaron aquí con el auge de la industria automotriz. En las casas de ladrillo hay lavadora y modular. Por su ingreso, los hogares no son beneficiarios de Oportunidades.

"Mi niño, el mayor, me dice 'ay mami, es que tú ya no nos traes fruta en el mandado'. Yo le explico que no alcanza, ahora que le bajaron las horas de trabajo a mi esposo. De mil 200 a 800 pesos por semana, para una familia de seis", lamenta Belem.

El esposo de Sanjuana, campesino, tiene un dilema: Vender los costales de maíz y frijol y comparar fertilizante para garantizar el alimento de la mitad del próximo año, o usar los granos para que su familia coma hoy.

Una motivación de las familias de Tuna Mansa para que sus niños vayan a la escuela es que ahí les dan un desayuno por 3 pesos diarios: algún cereal, un vaso de jugo envasado y chocolate con leche. Aunque casi no aprendan.

"Nos han dicho los maestros, en las juntas, que los niños no trabajan en la escuela, que les da sueño", señala Sanjuana.

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