sábado, 28 de noviembre de 2009

¿Tiene futuro México?

Carolina López

28 Nov. 09

Es muy común en reuniones de amigos o compañeros de trabajo que la conversación vaya espontánea hacia un tema: el futuro de México.

¿Por qué aumentaron los impuestos? ¿Cuando se terminará la crisis? ¿Quién frenará la delincuencia?, son preguntas que nos hacemos a diario.

Jorge Castañeda y Héctor Aguilar Camín hicieron lo propio el jueves pasado en el Tecnológico de Monterrey. Compartieron esta inquietud de miles de mexicanos y pusieron en la mesa las ideas de su ensayo "Un futuro para México".

Los analistas políticos enumeraron, además, una serie de factores que consideran necesarios para sacar adelante a la Nación en un lapso de 20 años.

Coincido con buena parte de sus ideas y propuestas, como en la necesidad de introducir una dosis mucho más fuerte de competencia en todos los ámbitos de la vida nacional; apoyar a los trabajadores para librarlos de los sindicatos, así como dar protección social a todos los mexicanos desempleados y sin seguro médico.

También, pienso, como ellos dicen, que es urgente crear nuevas cadenas nacionales de televisión, así como frenar los abusos de los partidos políticos, ya que éstos "han desarrollado una especie de facilidad para bloquear al Gobierno en turno y obtener una enorme cantidad de ventajas para ellos".

En fin, me parece, como le digo, que muchas de las ideas de estos intelectuales son acertadas y oportunas.

Sin embargo, me temo que faltó tomar en cuenta algo esencial para que todas sus propuestas se hagan realidad: la respuesta de cada uno de los mexicanos y mexicanas para entregarse y comprometerse con el País.

De nada serviría el mejor proyecto del mundo para llevar a México a un mejor futuro, si los ciudadanos no nos comprometemos a cambiar, antes que nada, nosotros mismos.

Ni México ni otro país del mundo ofrecen oportunidades ni abren puertas a la mediocridad y al conformismo. El miedo al futuro nos paraliza, nos hunde en el presente, porque nos hemos olvidado que el mejor profeta del futuro es el pasado. Y esto lo enseña la vida. Así de simple.

Seguramente, así como lo hacemos hoy, dentro de algunos años habrá intelectuales reunidos en alguna universidad preguntándose si nuestra generación fue inútil, o quizá será recordada por el esfuerzo que hicimos por salvar a México de la parálisis.

No hay más que tres caminos para elegir:

1. Pasarla bien sin hacer nada que valga la pena. No tener ideales ni propósitos ni deseos de triunfo. En otras palabras, seguir con "la ley del mínimo esfuerzo": ser uno más del montón, flotando en el ambiente, embrutecidos por la televisión y por lo que dicta la moda y la sociedad.

2. Trabajar sólo para nosotros mismos. Buscar únicamente nuestro beneficio personal, sin importar a quién o a quiénes nos llevemos de encuentro en el camino. Vivir con el corazón vacío, sin escala de valores, y sin espíritu de compromiso y solidaridad.

3. Fijar la mirada en un ideal. Y a pesar de las dificultades, no perder el optimismo ni la esperanza. Estar convencidos que el único capital que no va a la quiebra es el esfuerzo cotidiano. No resignarse a no progresar, ni vender los valores que dan sentido a la vida, al matrimonio y a la familia. Ni permitir leyes que atenten contra ellos.

Estimado lector: estamos viviendo en una época difícil, sí, pero llena de oportunidades en donde cada uno se puede convertir en el mexicano o la mexicana que dejó huella en las futuras generaciones; o en el inútil que se cruzó de brazos; o en el egoísta que sólo trabajó para sí mismo, cuando más lo necesitaba el País.

Como me decía un querido maestro, "el problema número uno de México es la falta de servicio solidario".

Por eso, vuelvo a la pregunta inicial: ¿Tiene futuro México? Esto no sólo depende de un gran proyecto, depende de usted, del camino que elija para llevarlo a cabo, y del entusiasmo y la congruencia que proyecte para contagiar a otros a seguirlo.

carolina.garza@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario