sábado, 19 de septiembre de 2009

Horas México

COMPUTADORAS DE CARTÓN

Gaby Vargas

19 Sep. 09

Un día, Julián Antonio Tzakum May, maestro rural en la Escuela Carlos Lugo López, situada en uno de los municipios más remotos de Quintana Roo, al ver que sus niños de primer año de primaria jamás tendrían acceso a computadoras, decidió hacer 15 máquinas con pedazos de cartón, fieltro y hule espuma, las llamó "PC-gráfos".

Con ellas enseñó a sus niños cómo era el teclado y el orden de sus letras, las cuales ideó fueran desprendibles para poder pegarlas en la pantalla de fieltro; les mostró el uso del cursor, del enter, de la barra espaciadora, de las mayúsculas, en fin, el manejo básico de un ordenador.

Con ellas, durante 13 generaciones, sus alumnos conocieron las letras, aprendieron a segmentar las sílabas, las palabras y, lo más importante, a leer; todo como un juego.

Una mañana, el maestro Julián recibió una llamada a su celular, desde el otro lado del teléfono alguien le preguntó si le gustaría cambiar sus máquinas de cartón por unas de verdad. Él se rió de inmediato, pensó que era una broma. No lo fue. Tres meses después, los alumnos tenían instaladas 15 computadoras con programas de aprendizaje.

"No lo podía creer", dice Julián con una hermosa sonrisa en los ojos, "el sueño que había tenido durante muchos años se hizo realidad. Lo único que tengo que decir es 'gracias' a Únete por invertir en estos niños. Les aseguro que rendirán muy buenas cuentas".

Al ver y escuchar el testimonio del maestro Julián en su dulce tono maya, las caritas de felicidad de los niños, considerar lo remoto de la escuela, se me hizo un nudo en la garganta y recordé que en México no todo está mal ni todos los maestros son malos; que existen personas y organizaciones tan buenas y generosas como Únete y sus patrocinadores.

Porque gracias a acciones como ésta, México sobrevive y se defiende de ser arrastrado por trifulcas políticas y la ambición de partidos y personas a las que lo único que les interesa es una cosa: el poder.

Me dio gusto ver que el Secretario de Educación también constató y escuchó el mensaje de este maestro, comprobar cómo con ganas y trabajo todo se puede. Julián no tenía un centavo, tenía imaginación, creatividad y pasión; si todos los maestros de este país fueran como él, en verdad estaríamos muchos años adelante en el tema de la educación. Si así fuera, la delincuencia sería menor y el progreso exponencial.

Horas México

Asimismo, me conmovió el término que Claudio X. González empleó en la ceremonia para nombrar las horas que todos los consejeros voluntarios de Únete dedicaron a reunirse cada jueves, durante diez años, con tal de idear formas para que las computadoras lleguen a más escuelas rurales en nuestro país.

Él las bautizó como "horas México". ¡Qué maravilla!, y qué cierto es. A todos los presentes nos dejó la semilla y el cuestionamiento de ¿cuántas horas México le aporto a mi país? Tú y yo somos capaces de hacer algo, no importa si es grandioso o pequeño. Esta organización de un grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos, puede y está cambiando la educación en México. Es la única forma de lograrlo.

Es cierto que es más fácil hablar de lo mal que está nuestro País, incluso es más taquillero que hablar de logros como el del maestro Julián y de los avances de un grupo de 15 niños en un lejano municipio de Quintana Roo.

Sin embargo, ver en sus ojos la alegría del alma, me devolvió la esperanza y la fe, no sólo en los maestros, sino en los mexicanos.

Te invito a reflexionar: ¿con cuántas horas México contribuyes hoy? Para que así tengamos razón para celebrar de corazón nuestro mes patrio. Tu servidora ya se lleva la tarea.

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